Charlas del Dharma. Enseñanzas en el dojo zen Kaiko de Sevilla

La naturaleza de todos los seres sintientes es la naturaleza de Buda pero sólo los seres humanos, encarnados en esa naturaleza humana pueden despertar a esta naturaleza búdica.

Si esto ha arraigado en vuestro espíritu, entonces podemos decir que habéis entrado en la corriente. Esta corriente puede recibir muchos nombres pero nosotros la conocemos como budismo y más exactamente como budismo mahayana.

Si esto ha arraigado en vuestro espíritu, entonces podemos decir que habéis entrado en la corriente. Esta corriente puede recibir muchos nombres pero nosotros la conocemos como budismo y más exactamente como budismo mahayana.

Mahayana se suele traducir por gran vehículo. Pero, por favor, no caigáis en la estupidez de pensar que es grande en comparación con otros que son pequeños.

Hay infinitas maneras de acceder al dharma, infinitas maneras de recorrer la vía. Nosotros seguimos la vía del gran vehículo o del mahayana que es grande no porque sea superior a ninguna otra sino porque en ella caben todos los seres sintientes sin excepción. Por tanto, si decidimos recorrer el camino del mahayana nos hacemos responsables de todos los seres y a la vez todos los seres se responsabilizan de nosotros. Es algo bidireccional, es automático, es natural, es inconsciente. Tenemos que entender nuestros votos en esa dirección.

Ya hablé un poco sobre esto el año pasado. Ahora me gustaría retomar lo que dije entonces y añadir o quitar aquello que en este tiempo haya evolucionado.

Nuestra práctica, en Sevilla, en España, en Europa es esencialmente laica. Aunque esto no tiene porque entrar en contradicción con aspectos esenciales de la tradición espiritual que tratamos de seguir e impulsar hacia el futuro. Laicos pero comprometidos con una práctica que no tiene ningún sentido si la tratamos de circunscribir únicamente a nuestro beneficio personal.

Nuestra práctica es la práctica del bodhisattva, del que pone su beneficio personal siempre detrás del bienestar de la totalidad de los seres sensibles. Y para formalizar esto, con la boca y con las entrañas, cada uno de nosotros, debe hacer suyos los cuatro grandes votos. Los cuatro grandes e inconcebibles votos.

Es curioso, o quizás no tanto, que el primer paso oficial que se da en la vía sea el jukai, lo que conocemos comúnmente como la ordenación de bodhisattva y que en esta ceremonia el núcleo, el centro sea la recepción de los votos, de los cuatro grandes votos y de los preceptos. Y luego, años más tarde, en el otro extremos del proceso marcado por las distintas ceremonias de paso de nuestra tradición, si recibimos la transmisión, el núcleo central de esta ceremonia vuelve a ser la recepción de los votos, de los cuatro grandes votos y de los preceptos.

1.-Por numerosos que sean los seres, hago el voto de liberarlos- de ayudarlos a todos.

Es el primer voto. El voto de la compasión.

Liberarlos, ayudarlos, salvarlos. Son las distintas traducciones que se utilizan en este voto. Yo he ido con los años basculando de una a otra. En la cosmología budista se entiende que los seres sensibles mientras no se liberan del samsara viven en uno de los seis mundos de transmigración. Estos mundos son: el infierno, el mundo de los espíritus famélicos —estos son los gaki a los que ofrecemos el primer bocado al mediodía en el templo—, el de los animales,el de los seres humanos, el de los asuras —que son como superhombre que combaten continuamente — ó el de los devas, que son divinidades pero que tienen una existencia impermanente y que por tanto continúan existiendo en el samsara.

Según alguna de las tradiciones del budismo, cada ser que vive en estos seis mundos se encuentra allí como consecuencia de su karma y por tiempo limitado y tras cada disolución renace en uno u otro de estos mundos de nuevo dependiendo de sus acciones en la vida anterior. Pero Budha no habló nunca de reencarnación y por eso en nuestra tradición cuando hablamos de transmigración de un mundo a otro nos referimos a las que se producen en una misma vida en la que podemos pasar del infierno al paraíso, del mundo animal al de los asuras… en un instante, infinidad de veces.

Entonces cuando en este voto hablamos de salvarlos significa sacarlos de este vida de transmigración. Liberarlos tiene para mi una significación similar pero sin las connotaciones heróicas que tiene la palabra salvarlos. Ayudarlos sin embargos, al menos para mi, tiene la connotación de poner en sus manos, en la de todos y cada uno de los seres sensibles las herramientas que les permitirán liberarse.Ahora bien.

Estas reflexiones entre salvar, liberar y ayudar tienen sentido en el entorno de nuestra cotidianidad, en el entorno del coronavirus, del hambre y de la guerra, quizás a las palabras salvar, liberar, ayudar deberíamos añadir la palabra cuidar. Cuidarnos, cuidar a los que nos rodean, cuidar nuestro dojo, económicamente, por supuesto, pero sobre todo compartiendo la práctica con los demás en él. Todo eso está incluido en nuestros votos.

Sin embargo decidir qué palabra usamos pierde su importancia cuando la asunción de este voto se realiza desde el corazón de la práctica de zazen. Así que en ese momento decidir qué palabra utilizar: salvar, liberar, ayudar, cuidar, no tiene el más mínimo sentido; ya que en ese momento podemos hacer este voto porque profundamente, porque interiormente comprendemos que no existen numerosos seres a los que haya que salvar, liberar, ayudar o cuidar. Porque profundamente, porque interiormente en ese momento comprendo que no hay más que un único ser sin forma que asume todas las formas, todos los aspectos, nombres, puntos de vista, recuerdos, sentimientos, sensaciones posibles. Un único ser eterno e inmutable, que se expresa a través de infinitas formas de seres sensibles desde el remoto pasado hasta el remoto futuro. Porque profunda e interiormente comprendo que este único ser se despierta en cada recién nacido abriendo los ojos al mundo de los fenómenos con los ojos de nuestros antepasados y con los ojos de nuestros descendientes. Y porque en ese instante de zazen, profunda e interiormente comprendo, que en ese instante irrepetible, este único ser, puede despertar a través de este ser sensible sentado frente a la pared.

2.-Por profundas que sean las obscuridades hago el voto de iluminarlas todas.

Aquí «profundas» puede ser sinónimo de arraigadas. Así que podríamos recitar este voto de igual manera diciendo: Por arraigadas que estén las ilusiones en mi vida hago el voto de disolverlas todas. Ahora y aquí podemos hacer este voto porque entendemos profunda e interiormente que cuando tratamos de disolver las ilusiones una a una, observamos que inmediatamente, automáticamente una nueva sustituye a la anterior. Por eso al recitar este voto no decimos «ir iluminándolas», ir disolviéndolas, sino iluminarlas, todas, ya, de una vez. Es sólo así que este voto puede ser cumplido. Y para hacer esto tenemos que hacerlo ahora, y ahora y ahora, sin cesar, hasta que el tiempo nos alcance. Porque profunda e interiormente comprendo que sólo ahora, en este instante irrepetible, este ser sensible sentado frente a la pared puede abrir los ojos para realizar, que la luz , absoluta, ilumina continuamente cada rincón de la existencia transformando todas las ilusiones en despertar.

Nacer con forma humana es una suerte muy rara. Nacer con forma humana y encontrar el Dharma es una suerte excepcional.

3.-Por supremo que sea el Dharma hago el voto de fundirme en él.

Nacer con forma humana es una suerte muy rara. Nacer con forma humana y encontrar el Dharma es una suerte excepcional. Si nosotros hoy aquí podemos recitar este voto es porque hemos tenido este raro privilegio.

El tambor resuena sin descanso desde las profundidades del tiempo, si escuchamos su sonido, debemos seguirlo, seguirlo, seguirlo sin escondernos, instante tras instante hasta las profundidades del tiempo. Sólo así podemos cumplir con este voto. Porque profundamente e interiormente comprendo que en este instante irrepetible, este ser sensible sentado frente a la pared hace él mismo resonar este tambor,naturalmente, automáticamente e inconscientemente con cada célula de su cuerpo. Eso es fundirse en el Dharma.

4.-Por maravillosa que sea la vía del Budha hago el voto de realizarla.

Este es el cuarto voto. De alguna manera es una especie de conclusión o de resumen que incluye los tres anteriores. La maravillosa vía del Budha incluye nuestra intención de ayudar a todos los seres sensibles, nuestra intención de iluminar todas las obscuridades, de abrazar todos los dharmas. Así que si en este instante abrimos los ojos a la profundidad de los tres votos anteriores este cae en nuestro regazo como fruta madura. Cae ahí justo donde la palma de nuestra mano izquierda es sostenida por la derecha. Ahí donde en este instante se despliega perfecto el infinito. Pero a la vez añade un extra. Cuando decimos “por maravillosa que sea” reconocemos que no sabemos cuán maravillosa es. Esencialmente porque no podemos abarcarla.

Nuestra mente no puede, nuestra voluntad no puede, así que sólo podemos cumplir este voto y por ende los otros tres que incluye abandonándonos completamente a su cumplimiento.

Cuando delante de toda la shanga decimos si, si, si y recibimos estos votos como propios, desde el momento en que los aceptamos nuestra vida completa queda comprometida en su cumplimiento. Se puede decir que ya no hay posibilidad de recular. Los votos empiezan a cumplirse inexorablemente a partir de nuestra aceptación pública de los mismos, a través nuestra, desde nuestro abandono, o sobre nosotros si lo que mostramos es resistencia.

Alfonso Sengen Fernández

Alfonso Sengen Fernández

Responsable del dojo zen Kaiko de Sevilla